Las fantasías, tanto en el hombre como en la mujer nacen a muy temprana edad.
¿Quién no recuerda verse sentado en un pupitre de clase, deseando que el niño o la niña líderes de su clase se acerque a darle un beso o se imagina acariciando su lacio y brillante pelo?. Justo en ese preciso instante, nace una fantasía erótica.
Las fantasías son necesarias para hacer el día a día más pleno e interesante, para no caer en las garras de la monotonía, siempre y cuando las fantasías no se vuelvan más importantes que la realidad ni interfieran en ella, (no hay que olvidar que en muchas culturas y religiones lo ven como algo pagano o prohibido), estás pueden ayudar a mantener la intensidad en una relación amorosa.
Las fantasías se convierten en un instrumento de exploración; y hasta cierto punto de satisfacción humana, tanto a nivel personal como de pareja.
Algo a tener muy en cuenta; es que las fantasías son sólo eso; fantasías, por lo que no son reales. Hay que saber diferenciar la realidad de la ficción y que cada uno tiene pleno derecho a llevar su sexualidad al punto que él desee. Eso conlleva una responsabilidad en la que debe mantenerse el equilibrio mental, para no sufrir ningún tipo de daño psicológico.
En el caso de tener fantasías perturbadoras o recurrir con mucha frecuencia a ellas, indica el inicio de algún tipo de trastorno, por lo que es conveniente realizar alguna terapia conducida por un terapeuta profesional, para poder examinarlo y así erradicarlo.
En las fantasías sólo hay imágenes mentales, nosotros mismos somos los creadores y los encargados de hacer que esas imágenes se transformen en sensaciones reales, para poder así expresar la pasión y el deseo que guardamos dentro de nuestra mente; entonces la fantasía no sólo estará en nuestra cabeza, sino en todo nuestro cuerpo y cobrará vida propia.
Lo bueno que tiene poner en práctica una fantasía erótica, es que si eres correspondido va creciendo por momentos; lo que deseamos se hace realidad y se ve incrementado por muchísimo placer.
Habéis de saber en todo momento si vuestra pareja está preparada y dispuesta a compartir eso, pues jamás hay que obligar a nadie a que haga nada contra su voluntad. La puesta en práctica de una fantasía tiene que ser en todo momento un acto consensuado.
Hay muchas personas que fantasean y no les importa hacerlo, pero no se ven preparadas para ponerlas en práctica.
La decisión de hablar de las fantasías sexuales y de llevarlas a cabo, o no, depende de cada uno, por ello hay que ser consecuente y tener en cuenta las repercusiones que tal acto pudieran tener.
No sería nada responsable ni prudente hablar de una fantasía o ponerla en práctica si ello pudiera lastimar o herir a la pareja, ya que ello podría llevar graves repercusiones psicológicas, emocionales o físicas. Por el contrario, si la fantasía ha sido aprobada por ambos partenaires y la pareja está dispuesta a representarla, puede llegar a convertirse en un maravilloso instrumento de expresión físico y mental. Algo de lo más sugerente a la vez que estimulante.
Yo aconsejo ante todo, no elaborar ningún plan. En múltiples ocasiones, surgen temores o sorpresas desagradables que estropean los planes. Los nervios, tanto los propios, como los ajenos, a veces hacen que perdamos el control de la fantasía. En nuestra imaginación no existen contratiempos de última hora, nuestro cuerpo obedece a la mente y lo hace livianamente sin que nada ni nadie nos moleste, pero en el mundo real, todo está en movimiento y no todo está en correcta harmonía, por eso pueden surgir cosas inesperadas o fácilmente podemos ser molestados por causas ajenas.
Lo que se puede representar y lo que es mejor dejar en la imaginación, eso ya es de sentido común y de las convicciones personales de cada uno.
Si alguien, en algún momento pudiera sentirse confundido o perturbado con la práctica de una fantasía, es mejor dejarlo. Es preciso y necesario, asegurarse en todo momento que la pareja se siente completamente a gusto con la idea de involucrarse en una fantasía ajena a ella y disfruta plenamente de la misma.
No hay normas, ni estatutos, ni nada que indique que algo este bien o mal. Cada persona es un mundo; y cada uno tiene una percepción de lo que está bien o está mal diferente. Todo lo que a una persona le pueda pasar por la mente, es válido, siempre y cuando no se dañe la integridad física y mental de las personas.
Nos enamoramos, admiramos incluso deseamos a otras personas independientemente de su sexo o genero. Que alguien cercano a nosotros nos cree emociones diferentes a las que no esperamos, es bastante frecuente. No hay que olvidar que hay algo que no podemos controlar, los sentimientos.
Muchas veces nos sentimos atraídos por las características de las personas: Su belleza, su simpatía, su inteligencia, su hacer cotidiano...todo eso hace que las personas nos gusten inusitadamente y hagan que sintamos pensamientos lascivos, indiferentemente de su sexo y deseemos estar mucho rato en su compañía.
Si la gente abriera su mente a la par que el corazón el mundo funcionaría muchísimo mejor, se disfrutaría el doble, sin convicciones ni condiciones.
El sexo al igual que el amor, no conoce, ni disciplina, ni credo, ni bandera, " ES LIBRE”.