viernes, 5 de marzo de 2010

"Inocencia interrumpida".




Me gustaría no tener que relatar esta história, pero esta es la otra cara del placer.
El sexo es algo puro y placentero, aunque hay quien se dedica a volverlo, sórdido y sucio. Laura es una persona anónima que quiso vencer a sus fantasmas plantándolos cara y contando su história. Yo tan sólo soy la interlocutora creadora, que le ha dado forma y contexto a este lamentable suceso.
Un relato desgarrador que por desgracia sufren en silencio, muchas personas de ambos sexos y de toda índole.



Aquella tarde Laura jugaba en el parque con su hermano. Su madre desde el balcón, sigilosa vigilaba a sus retoños.
Era una veraniega y calurosa tarde de agosto. La diminuta y ajustada ropa dibujaba el cuerpo escuálido y sin formas.
Entre juegos y risas, alguien ajeno irrumpió entre los hermanos.
Aquel hombre, advirtió que estaban solos y de su particular inocencia. Astutamente con banales promesas de juegos y divertimentos los cameló. Más tarde los condujo a su casa, aprovechando el fortuito despiste de la madre.
Laura era mayor que Luis y sabía perfectamente que no debía acercarse a aquella casa. Anteriormente ya había sido advertida por sus progenitores. Pero ante el alarde de fantasías y magia que proclamaba aquel hombre, junto a su temprana edad y su candidez, hizo que Laura olvidara todo lo que la rodeaba.
Aquellos niños, expectantes entraron en la casa. Anduvieron un largo y oscuro pasillo hasta llegar a la alcoba, donde con cautela fueron conducidos.
Allí sorprendidos y perplejos, divisaron una majestuosa y envejecida pared, en la cual colgaban cientos de muñecas.
Absorta en la emoción de haber conseguido su triunfo, se vió sin darse cuenta envuelta en unos brazos, que posteriormente la levantaron para más tarde sentarla en su regazo.
Laura agarraba su muñeca con fuerza y miedo. Talmente parecía que la vida le iba en ello. Mientras él, minuciosamente iba desvistiéndola y le mostraba como tocarla.
Aterrada contenía el aliento. Luego bajo su diminuto y liviano cuerpo, notaría el áspero y burdo tacto de aquellas manos deslizándose por toda su piel. Tal cómo había hecho anteriormente con la muñeca.
Su temprana inexperiencia no concebía que estaba ocurriendo, aunque advertía que no era nada saludable.
Más tarde, aquél depravado empezó a desvestirse y a tocarse sus genitales. Posteriormente se precipitó a desabrochar su pantalón.
Aprovechando su torpeza, Laura saltó de su regazo y se apresuró a tomar a su hermano bajo el brazo, y echo a correr.
corrió y corrió, cómo si le fueran a arrebatar la vida. No paró hasta llegar a su casa.
Una vez en casa, al ver a su madre, juró no contar lo sucedido jamás y guardó un riguroso silencio.
Hoy Laura, rompió su silencio contándonos este devastador relato, con el firme propósito de que no nos deje indiferentes.
Laura, tan sólo tenía cuatro años. Aquel fué  el principio de una pesadilla que marcaría su vida.
Ella es hoy madre. Implora día a día que no se repita la historia, y que su hija crezca en una inocencia pura y no tenga que sufrir una interrumpida y dolorosa niñez.

Nuestra protagonista, aún hoy sigue luchando para poder olvidar aquel atroz suceso y poder así, disfrutar de una sexualidad sana y placentera, pese a que haya ocasiones en las que le invada, un halo de suciedad y no deje de sentirse culpable por no haber evitado aquel trágico suceso.




1 comentario:

  1. Gran historia, como para darse cuenta que hay muchas personas enfermas...tus palabras...si son de recordar...saludos...Fenix(D.T.M.)

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